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EL FUTURO DE LA COCINA PERUANA

 

Por Gaston Acurio (*)

 
Si  bien  podríamos  pensar  que  los recursos naturales con los que cuenta nuestro país han sido una bendición, la historia nos ha enseñado siempre lo contrario.

Alguna  vez  fue  el  caucho, otra vez el guano, hoy son los minerales. Sin embargo  cuando  éstos  se  acaban, con ellos termina un ciclo económico de bonanza   y  aparece  esa  odiosa  debacle  e  incertidumbre  que  destruye democracias y da origen a falsos caudillos.

Nos queda claro entonces que el crecimiento, la estabilidad y la riqueza de un  país  nunca  estará  del  lado  de  los  recursos naturales sino de los productos  que  se elaboren con ellos. Por ello los suizos compran recursos como  el  cacao o el oro y con ellos elaboran chocolates, joyas o relojes y por   ello   los   japoneses   y  coreanos  compran  minerales  para  luego transformarlos en electrodomésticos y automóviles.

Si  embargo  estos  países  y todos los países industrializados entendieron también  que  la  gran  riqueza no esta sólo en la elaboración de productos genéricos  sino  más  bien  en la creación de marcas cuyo reconocimiento en términos  de  calidad les permitiera expandirse por todo el mundo. Por ello Suiza  compró  cacao  y oro y sus ciudadanos los convirtieron en chocolates Nestlé y en relojes Rolex, Japón y Corea compraron minerales y su gente los convirtió  en  Toyota,  Nissan  o  Samsung y en épocas aún mas recientes el nortamericano  Howard  Shultz  compró  café  por  el mundo y se lo devolvió convertido en starbucks.

Pues  bien,  la  gastronomía  peruana fue hasta muy poco justamente eso. Un gran  recurso. Muy querido por todos, un orgullo para todos y muy apreciado por  algunos  extranjeros  que  descubrían  anecdóticamente sus bondades en visitas de trabajo por el Perú.

Sin embargo, nuestra gastronomía no es afortunadamente sólo un gran recurso sino  una  suma  de cocinas y conceptos que en muchos casos aun esconden un gran  potencial  que,  una  vez  desempolvado, creado el marco conceptual y puesto en valor, podrían ser exportados por todo el mundo.

Así es, detrás de nuestra entrañable cocina criolla, de nuestras pollerias, de  los  chifitas  de  barrio, de la cocina novo andina, de las picanterías arequipeñas,  de los anticuchos, de los sanguches, de la cocina nikkei o de las  cebicherias,  existen  oportunidades  inmensas  de crear   nceptos que trasciendan  su  ámbito  local  para  convertirse  en  productos, productos peruanos  de  exportación  que  no sólo aspiren a codearse con conceptos ya instalados  globalmente  como  pizzerías,  hamburgueserías,  sushi  bares o taquerias  mejicanas,  sino  que  además generen al Perú enormes beneficios tanto económicos como de marca país.

Hasta  aquí  creo  que  podemos  entender cómo nuestra gastronomía, un gran recurso, con productos con gran potencial está lista para expandirse por el mundo. Sin embargo, qué falta para el despegue final, qué sucede que aún no despegamos como quisiéramos.

Por qué si todos los estudios de mercado hechos fuera del Perú por empresas internacionales  indican  que el concepto culinario más en alza en el mundo es  el  peruano,  que la demanda del consumidor internacional por conceptos peruanos  rebasa  largamente  a  su  oferta, que invertir en un restaurante peruano  bueno  es  casi  invertir  con  cero  riesgo  en  cualquier ciudad norteamericana o europea.

Por  qué  si  dentro  del  Perú  hemos  vivido  una  revolución editorial y educativa  en  términos  culinarios  que  nos  ha llevado a publicar en los
últimos diez años más libros de cocina que en toda su historia editorial, y si  en  Lima  se  han  abierto en los últimos 5 años 22 escuelas de cocinas reconocidas  oficialmente lo que la convierte en la ciudad con más escuelas de cocina en el mundo.

Por  qué  si  este  año el 30 por ciento de los turistas que visitó el Perú para  ir  a  Cuzco decidió quedarse en Lima un par de días adicionales sólo por  todo lo que había leído y escuchado acerca de su gastronomía, qué pasa que  a  pesar  de  que los periodistas más importantes de todo el mundo son enviados  a  cubrir esta revolución culinaria y publican artículos y emiten programas  de  TV  deslumbrados  por  lo  que ellos consideran la inminente invasión peruana de sabores por todo el mundo.

Por  qué  a  pesar  de  todos  esos  indicativos  aún esto no se traduce en restaurantes peruanos por todas partes?
La  respuesta  es  más  que  evidente.  Tenemos  el  recurso,  tenemos  los productos. Qué nos falta; las marcas.

Las  marcas  peruanas  de  productos culinarios peruanos por el mundo. Allí está la clave.

Algunos dirán, nos falta también el capital, los recursos. Nosotros podemos rebatir  ello  contándoles  que  recibimos  casi  diariamente propuestas de inversionistas  desde  Arabia  Saudita  hasta  Australia  para  invertir en restaurantes  peruanos,  propuestas  que  en  su  mayoría rechazamos porque creemos firmemente que todo tiene su momento, su espacio, su oportunidad.

Marcas peruanas, eso es lo que los cocineros y empresarios peruanos tenemos que  lograr para que esos inversionistas no tengan una sino muchas opciones que escoger a la hora de decidirse por uno u otro concepto.

Marcas  que  hayan  desarrollado internamente todo aquello que hace que una pequeña  gran  idea,  un  pequeño  gran  sueño se traduzca en una filosofía poderosa  que  vaya  creciendo poco a poco hasta convertirse en un modelo a estudiar, a imitar, a admirar, a invertir.

En  el  caso  de  nuestra organización hemos venido desarrollando conceptos culinarios   cuya   aspiración   desde   el   comienzo   fue   no  sólo  su internacionalización, sino también su segmentación pues entendimos desde el comienzo  que  los  restaurantes  no son escenarios genéricos sino espacios para públicos distintos, para momentos distintos, para economías distintas.

Cuando  empezamos  con  "Astrid  y Gastón" hace doce años lo hicimos con un capital de 45,000 dólares, prestados entre familiares y amigos sin mucha fe pero con un gran cariño hacia nosotros.

Al cabo de 5 años y luego de haber encontrado finalmente nuestra filosofía, luego  de habernos definido conceptualmente como restaurante de alta cocina peruana,  ubicándonos con ello en la cúspide de la pirámide de segmentación del  mercado  culinario,  hicimos  nuestra primera incursión fuera del país hacia  Chile  donde  la cocina peruana ya tenía un gran reconocimiento. Los premios  no  tardaron  en  llegar  y  luego  vino Colombia, Ecuador y ahora Venezuela,  Panamá  y  Méjico.    Hoy  cada uno de estos locales no sólo es rentable  sino  que  además  es  reconocido  como líder y referente de alta cocina  en  cada  lugar.  Así  es,  alta cocina peruana, codo a codo con la francesa,  la  española,  la  italiana,  etc.  Como  en  algunos  casos las revoluciones  empiezan  de  arriba  hacia  abajo  esto  nos ha preparado el terreno  para  que  nuestras  otras marcas puedan ingresar con facilidad en otros segmentos, avaladas por el prestigio generado por la anterior. Es más
fácil conquistar corazones haciendo alta cocina y luego sanguches que hacer sanguches y luego alta cocina.

Luego  nació  "Tanta",  ubicándolo  dentro  del  segmento  del  restaurante familiar  y lo definimos como el bistro o el deli de los peruanos, el lugar donde quien no podía pagar Astrid y Gastón, podía sentir la misma filosofía y  el  mismo  espíritu  pero  en un ambiente informal y precios asequibles, siempre   con   los   sabores   peruanos  pero  siempre  con  originalidad, sofisticación  y  espíritu  artesanal.  Para  nosotros hacer "Tanta" fue de alguna manera una catarsis pues cada vez más Astrid y Gastón nos dejaba esa sensación  de  ser  cocineros  de  elites  pequeñas  en un país de muchos y "Tanta"  significaba  justamente  eso,  liberarnos de esas ataduras y poder mostrar  a  muchos  todo  aquello  que queríamos decir con nuestro trabajo.
Hoy  tenemos  tres  locales  en  Lima,  abrimos  uno  más  este año y hemos terminado  ya  el  proceso  de  elaboración de manuales con lo cual ya está listo para ser exportado.

Luego vino "La mar".

Si  bien  tengo  muchas  cebicherias  favoritas  ,  siempre sentí que todas carecían  de una filosofía total, que les permitiera competir con liderazgo en  cualquier  parte  del mundo. Sentía mucha pena al ver cómo los peruanos habíamos  devaluado  un  producto  tan atractivo y sofisticado como nuestra cocina  marina, relegándolo a categoría de chingana con sillas de plástico, sin  servicio  y  demás.  Y  lo  que era más grave, cuando algún empresario decidía  mejorar  sus  instalaciones o mejorar el servicio, automáticamente quitaba  el  cartel  de cebichería, para llamarlo restaurante de pescados y mariscos,  sin  darse  cuenta que era justamente ese nombre su mayor virtud diferenciándolo  frente  a las demás ofertas marinas que encontramos por el mundo.

Cebicheria, peruvian seafood, eso fue lo que imaginamos por todas partes. Y claro  lo  demás era simple, había que aprovechar la enorme popularidad del ceviche  por  el  mundo  y crear una cevicheria como concepto ubicado en el segmento  étnico  que  compitiera  internacionalmente  con  los sushi bares japoneses,  con  la convicción que no eran ni mejores ni peores simplemente distintos,  con  la  diferencia que frente a la solemnidad casi monacal del sushi  bar,  estaba  el  espíritu divertido y desenfadado de la cebicheria.
Había  que  mantener  los elementos identificadores, la caña, el viento, la luz,  pero  con  diseño, mejorar y estandarizar la materia prima, crear una filosofía   de  servicio  acorde  con  el  ambiente  alegre  que  debía  de prevalecer, conservar los sabores con detalles de imaginación, y contar esa historia  real  de  que  los  peruanos amamos el cebiche y la cebicheria es nuestro templo por todas partes.

Hoy  estamos  abriendo  el  segundo  "La  mar"  en  Lima y ya hemos vendido franquicias  de  este  concepto en Méjico, todo Centro América y el Caribe, Brasil, y para el 2007 esperamos iniciar Inglaterra y Washington.


Creemos  firmemente  por  muchas  razones  que  la cebicheria peruana es el concepto que se expandirá más rápidamente por todo el mundo.

Nuestra cuarta marca.

Cuando  uno  pregunta a diez peruanos si le gusta el pan con chicharrón los diez  dicen  que  sí.  Cuando uno pregunta si le gustan las hamburguesas la cifra  baja  a  5  o 6. Sin embargo cuando uno repregunta cuantos panes con chicharrón  o  cuantas  hamburguesas  ha  comido  durante  la semana, estas últimas   siempre  terminan  ganando.  Entonces  entendimos  claramente  el mensaje.  El problema no era nuestro sanguche, el problema era que no había una  marca que haya podido salirle al frente a las cadenas de comida rápida donde  a  partir  de  nuestras  tradiciones  sangucheras  pudiera  crear un escenario que satisfaga las aspiraciones de su gente.

En  esto  momentos  estamos  por inaugurar la sangucheria Pasquale Hermanos para  ubicarse  dentro  del  segmento  de  comidas  rápidas,  para que, sin renunciar  a  su  espíritu  artesanal  sino  mas  bien haciendo de ello una ventaja,   compita   directamente   con   las   marcas   de  comida  rápida internacionales    con  un  concepto  netamente  peruano,  donde  exista un escenario  adhoc,  unos protagonistas, los Hermanos Pasquale, primos de los Carbone,  los  Cordano,  los  Queirolo,  los  Palermo,  fundadores  de  las sangucherias  limeñas,  pero  donde  el  peruano  sienta  que finalmente el sanguche  peruano  dejo de ser una aventura mensual y valiente para hacerlo parte  de su vida cotidiana, con la ilusión de que este segmento de mercado se reacomode y de cabida a una propuesta netamente nacional.

Esperamos abrir muchos Pasquale en Lima y su internacionalización dependerá del éxito de las cebicherias, bistrot peruanos, y otros conceptos que harán de  la marca genérica Perú lo suficientemente fuerte como para que pasquale tenga el camino expedito.

Estamos  ahora  en  busca  del  local  para construir nuestra quinta marca.
Panchita.

Durante  siglos, las anticucheras de las esquinas formaron parte del ornato y  la identificación de nuestra ciudad y por cierto  del atractivo hacia el turista.   Sin  embargo  en  los  últimos años autoridades equivocadas, las persiguieron   argumentando   razones  sanitarias  en  vez  de  darles  las herramientas  para  que  estén  acorde con los tiempos, al punto que hoy es casi imposible encontrar una anticuchera de aquellas que daban vida y aroma a  nuestras  esquinas.  Paradójicamente  en  cada  una de esas esquinas han abierto  pequeños negocios de hamburguesas o pollos broaster con costumbres sanitarias mucho más cuestionables que las de nuestras   doñas panchitas de antaño y que además en nada podrían cautivar al extranjero que nos visite.

Es con ese espíritu reivindicador que nace panchita, como un homenaje a esa tradición  y  a todas esas anticucheras que alguna vez adornaron la ciudad.
Anticucheria pero convertida en un restaurante de verdad, con servicio, con diseño,  con  filosofía propia, anticuchería que será vendida al mundo como la  parrilla  de  los  peruanos y que nace con la vocación internacional de competir   directamente   con  las  parrillas  argentinas  y  los  rodizios brasileños, pero todo en el mundo del anticucho, dentro de un marco festivo y  con  decoración  que recuerda a las haciendas peruanas, con anticucheras robustas  en  vez  de  parrilleros  gauchos,  con parrillas como las de las esquinas,  con  huancainas y cremas en vez de chimichurris, con 25 tipos de anticuchos  con  todos los sabores, desde el clásico corazón al sofisticado atún,  con  yuca frita, papas doradas, choclos y tacu tacus en vez de papas fritas,  con música latina en vez de tangos, una fiesta de sabores peruanos en  vez  de  una  sola  pieza  de carne de 500 gramos. La anticuchera de la esquina  convertida  en  restaurant.  Su internacionalización dependerá del éxito de las cebicherias.

Estamos en proceso de creación de tres marcas más. La  primera  es  la  de un chifa pero que sea el real reflejo de una fusión peruano china y no de un restaurante chino con toques peruanos. Hoy el Perú cuenta con 5,000 chifas sin embargo no tenemos ninguna marca.

Deberemos  crear  decoración  ,ambiente,  música,  filosofía de servicio, y comida por cierto, comida que sea el reflejo un autentico mestizaje peruano chino   cuya   diferenciación   con   lo   chino  será  la  clave  para  su internacionalización

Estamos  también  en  proceso  de la pollería de nuestros sueños. Donde las guarniciones  peruanas  serán  la  diferencia  frente al roasted chicken de otros  lares,  y  donde  la  brasa  que le da todo el sabor original, y que lamentablemente algunos comercios hoy devalúan llamándolo brasa cuando usan gas,  será  lo  que  marque  la  diferencia  y  el sello de roasted chicken peruvian style.

Crearemos también una cadena de hoteles boutique en lugares paradisíacos de nuestro  país,  con  un  espíritu  peruano latino, donde el diseño, el buen precio,  el  servicio pero espontáneo y la gran cocina avalada por nuestras marcas serán la clave de su crecimiento y de su internacionalización.

Finalmente  hemos terminado de desarrollar lo que es el comienzo de nuestra división  industrial.  Tenemos  claro  que en un futuro el desarrollo de la cocina peruana no solo en restaurantes al extranjero sino en los hábitos de consumo    internacionales  generara una demanda de bases de sabor ,salsas, productos  derivados  que  simplifiquen  el  camino  a  la hora de hacer un cebiche, un tiradito, una causa y demás. Hemos desarrollado ya las formulas solo  nos  queda  esperar  que el mercado este listo para recibirlas en una marca que tenga como aliado estratégico a un productos emprendedor en viru, que ya lo tenemos y un distribuidor apasionado, peruanos ambos, que también ya esta listo.


Me imagino que ustedes y mucha gente se preguntara por qué tanta fe.
En realidad no es fe, es simplemente análisis concreto.

En los años 80 se dio el inicio del gran despegue de la cocina mejicana por el  mundo. En aquel entonces no había ni Internet, ni las economías estaban globalizadas,  ni las barreras culturales quebradas ni las fusiones estaban de moda. En ese momento los mejicanos salieron al mundo con sus tacos y sus tequilas, convencidos de que con ello conquistarían a todos.

En  aquel  entonces  habría  unos 500 restaurantes mejicanos, pues hoy debe haber  más  de 200,000. Con ello no solo lograron introducir dicho concepto sino que también lograron poner de moda el tequila , la cerveza corona, las salsas derivadas que hoy vemos en todos los supermercados y por supuesto el chile  al  punto  que  hoy  nuestro  valle de viru tiene que producir chile jalapeño porque el agro mejicano no es suficiente para abastecer la demanda mundial.

Con los japoneses sucedió lo mismo.

A inicios de los ochentas no había sushi bares por el mundo. Hoy hay más de 50,000  y  gracias  a  ellos  pudieron  entrar no sólo productos sino otros conceptos  como el teppanyakki, del benihana, o los noodle bars tan de moda en Europa.

Entonces  si hoy las barreras culturales ya no existen, si el Internet pone al  servicio  de todos los conocimientos culinarios internacionales, si las economías  se han globalizado irreversiblemente, si los estudios ,la prensa internacional  y  el consumidor foráneo nos da permanentes señales de estar esperándonos  y  si  además  contamos  no  con  un producto sino con muchos productos  mucho  mas  diversos ,sofisticados y divertidos que ofrecer. Por que  creer que vamos a fracasar en el intento. Nuestra fe nace del análisis no  de  la ilusión y nuestra fuerza eso si nace del deber, de la convicción de  que los cocineros somos actores reales de los procesos de cambio que el Perú necesita.

Creemos  firmemente  que el éxito de los restaurantes peruanos por el mundo traerá consigo muchísimos beneficios directos e indirectos para el país.

Si nos imaginamos un escenario de aquí a veinte años donde existan al igual que hoy hay mejicanos, unos 200,000 restaurantes peruanos de todo tipo y en todas partes, que cuando caminemos por cualquier ciudad europea encontremos
una  anticucheria  al  lado de una pizzería, una sangucheria al lado de una hamburguesería ,  una  cebicheria al lado de un sushi bar o un restaurante criollo al lado de un tex mex pues entonces deberemos imaginarnos todos los beneficios que aquel escenario traerá consigo.

La  demanda de productos tan comunes como papa amarilla, ají, cebolla roja, rocoto  o  limón  se multiplicaría infinitamente y con ello acabaríamos con uno  de los mas dolorosos males que acarrea nuestro país y que genera tanto enfrentamiento   aprovechado   por   falsos  profetas  coyunturalmente,  el empobrecimiento del campesino peruano en los andes. Hoy para solo darles un ejemplo.  El kilo de papa amarilla se vende en Europa en mercados étnicos a 5 euros el kilo. Pues al campesino peruano se le paga 30 céntimos de sol en chacra.  Con  el  nuevo  escenario esto cambiaria y con el desaparecería un permanente caldo de cultivo para la inestabilidad del país.

En  dicho  escenario se generarían también muchas industrias y productos de base  de  sabor  como la que venimos desarrollando, de salsas, de pisco, de libros,   de   revistas,   de   turismo   gastronómico,   de  asesoramiento gastronómico,  de  snacks, de dips y todo aquello que va naciendo alrededor de conceptos como los que tenemos. Italia por ejemplo exporta productos por 5,000  millones de dólares sólo porque un concepto llamado pizza existe por el mundo. Más que elocuente para imaginar lo que podríamos generar en torno a toda nuestra gama de conceptos. Quizás una cifra mucho mayor que ésa.

Por último el hecho de tener estos conceptos y marcas por el mundo le daría a  la marca Perú un poder de seducción que no solo llamaría la atención del publico  internacional  hacia  otras  propuestas  peruanas como la moda, el diseño,  la  joyería,  la  música ,  la industria y demás sino que también incentivaría  y activaría la creatividad y la confianza de nuestros jóvenes a crear conceptos propios y tener la valentía de salir al mundo con ellos.

Por  estas razones creemos que los cocineros tenemos muchas cosas que decir además  de  cocinar tenemos una enorme responsabilidad como miembros de una generación  a  quien  se  la  dado  con mucha generosidad la oportunidad de representar a su país en aquello que tiene mas poderoso.

Su  gastronomía.  En  aquello  que  el  mercado hoy más valora y aprecia de nosotros.  En  aquello que puede generar enormes cambios no solo económicos sino  sobretodo  en  la manera de cómo los peruanos debemos encarar nuestro
futuro personal y el futuro del Perú.

Los  peruanos  debemos buscar la riqueza dentro de nosotros mismos, estamos llenos de oportunidades por todas partes esperando por alguien que le de el valor y la fuerza necesaria para convertirla en algo atractivo y poderoso a
vender al mundo.

La  clave  está en entender que somos una gran nación, con una gran cultura viva  fruto de siglos de mestizaje y que es justamente ese mestizaje que ha hecho  de  nuestra  cocina una propuesta variada y diversa que ha cautivado finalmente  al  publico  internacional  y que es en ese mestizaje donde los peruanos  deben  encontrar  la  fuente  de inspiración no solo para generar riqueza  sino  sobretodo para aceptarnos y querernos como nación y recién a partir  de  ahí poder encontrar hacia dentro todas aquellas ideas que luego saldrán transformadas en productos y en marcas a conquistar el planeta.


Esto no sólo debe de indignarnos como ciudadanos de un país al que amamos y en  el  que  queremos  crear  riqueza  y  logros  personales  sino que debe convertirnos  en  actores  para  revertir  para  siempre  esta  situación y convertirnos  finalmente  en un país prospero lleno de riqueza y de orgullo de  formar parte de una nación donde las oportunidades están basadas en una educación  igual para todos, una justicia igual para todos y un Estado que, de  la  mano con sus ciudadanos, vigila e interviene enérgicamente frente a la arbitrariedad, el abuso y el rompimiento de las reglas de juego pactadas por todos.

Créanme,  sólo es posible cumplir sus sueños personales si tenemos un sueño nacional  anterior.  El éxito individual sólo llegará si nuestros objetivos trascienden  al  ámbito  personal  para formar parte sobre todo de una gran aspiración  colectiva. Japón reconstruyó su país en ruinas para convertirse en la potencia de hoy porque antes que individuos eran japoneses.

Alemania  hizo  lo  mismo,  Israel también, al igual que naciones mucho más jóvenes como Australia o nueva Zelanda

Es  en ese espíritu nacional, pero el positivo, el que se abre al mundo ,el que  se  cuestiona,  el  que  tolera, el que abraza, el que integra, el que aplaude  el  éxito y no el nacionalismo que se lamenta, que condena, el que divide,  el  que  se encierra y protege la mediocridad, en donde finalmente los  peruanos  alcanzaremos el rostro definitivo de nuestra nación y con él finalmente la tan ansiada prosperidad.

Para  terminar quisiera decirles, en realidad pedirles, que no se vayan del Perú,  ustedes  son sus hijos más afortunados, sus hijos más preparados: Y, si se van a estudiar una maestría, regresen.

No  se  vayan, es aquí donde están las oportunidades, es aquí donde esta la riqueza,  es aquí donde la vida encuentra un sentido, no se vayan porque su pueblo los necesita. El Perú los necesita. La historia los necesita.
 


(*) EL Sr Gaston Acurio es un conocido Cheff, con estudios en Francia.

 
 
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